Partidario de estas teorías, Adolf Hitler se unió en Munich al Partido Obrero Alemán tras la Primera Guerra Mundial. En 1920, dicho partido adoptó el nombre de Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo y, al año siguiente, Hitler se convirtió en su líder.
El movimiento creció con insospechada rapidez, debido en gran parte a la inteligente utilización propagandista del sueño de una patria recuperada, libre de las limitaciones impuestas por el Tratado de Versalles; creció también por el temor al comunismo y las tensiones sociales originadas por la depresión económica y el desempleo. Los nazis utilizaron la violencia para eliminar a sus oponentes y, gracias a una propaganda atractiva y una táctica hábil, Hitler asumió el poder legalmente al ser nombrado canciller del III Reich (1933), comenzando entonces la dictadura del partido. Las masas fueron cautivadas por los espectaculares desfiles militares, perfectamente organizados; por los sugestivos ritos de las asambleas del partido y por efectivos lemas acerca de la grandeza del país. Todos los ciudadanos eran minuciosamente controlados por la Gestapo, la temida policía secreta.
El nazismo ocultó su naturaleza despiadada y antidemocrática tras una confusa filosofía en la que se mezclaban las evocaciones a la tradición romántica de una Alemania "bárbara" pero vital, el culto y la exaltación de la fuerza como manifestación, el desprecio por los ideales democráticos, vistos como señal evidente de debilidad y de escasa virilidad, la exaltación racista del pueblo alemán, destinado a destruir y a sustituir a las otras razas, inferiores y decadentes, y temas políticos más concretos como la polémica en torno al Tratado de Versalles, la militarización de la economía y de toda la vida nacional mediante la introducción en todos los niveles delFührerprinzip (principio jerárquico), y la necesidad de una inmensa expansión industrial como única solución ante la crisis económica.
La idea de la superioridad de la raza aria condujo al genocidio: seis millones de judíos y miembros de otras razas (denominadas "inferiores" por los nazis, entre ellos gitanos) fueron asesinados en los campos de concentración. Es uno de los crímenes contra la Humanidad más monstruosos que jamás se han producido en la Historia universal.